El espartano, Javier NegretePero qué pedazo de escritor es Javier Negrete. Cada vez que me sumerjo en una de sus obras, me olvido del mundo y atravieso el túnel del tiempo. O aparezco de súbito en un universo fantástico, como en su excelente La espada de fuego. Y siempre consigue atraparme, el condenado.

En esta ocasión, sin embargo, Negrete lo tenía difícil. Ya sé que más de uno me va a tachar de la lista de sus amistades, pero las novelas históricas ambientadas en la Grecia clásica nunca me atrajeron demasiado, no me preguntes por qué. Imagino que tiene que ver con toda esa parafernalia divina que se gastaban, yo qué sé.

Pero da lo mismo: Negrete lo ha vuelto a hacer: me ha atrapado, y, de paso, me ha hecho disfrutar a lo grande...

 

El espartano Negrete

El espartano, de Javier Negrete

 

Año 480 a. C. Antes de morir en las Termópilas, el rey Leónidas entrega una carta sellada al oficial Perseo y le ordena que regrese a Esparta y se la entregue a su esposa, Gorgo. ¿Por qué decide que el mejor guerrero de la ciudad abandone la batalla, cuando la ley espartana prohibía retirarse o rendirse?

Esta es la historia del hombre que nació y se crio como Perseo, hijo del rey Damarato. Víctima de conjuras palaciegas, perdió el derecho al trono y debió aprender a sobrevivir como un simple guerrero. Mientras se olvidaba de quién había sido y quién estaba destinado a ser, soportó mil pruebas que lo convirtieron en otra persona: Perseo, un espartano más… y a la vez un campeón entre campeones. Y mientras tanto tuvo que ver cómo Gorgo, la mujer que amaba, se casaba con un miembro de la familia que había hundido su vida.

 

Si hay algún episodio histórico conocido universalmente de las Guerras Médicas es la batalla de las Termópilas, en la que trescientos espartanos frenaron el avance del mayor ejército conocido hasta entonces: la poderosa máquina de guerra persa.

Hoy nos cuesta imaginar lo que debió de suponer en la época una amenaza de tal calibre: que un inmenso imperio que se extendía por buena parte del Próximo Oriente y Anatolia, el Imperio persa, se dispusiese a invadir el pequeño y fragmentado territorio griego, apenas un centenar de ciudades independientes y mal avenidas. Que, sin embargo, y contra todo pronóstico, consiguieron derrotar a tan poderoso enemigo.

Este escenario y este enfrentamiento es el que novela El espartano. No solo la batalla de las Termópilas, sino todo el período, hasta la batalla de Platea que se produjo unos años después. Una etapa histórica apasionante que Negrete recrea y hace revivir de forma magistral, con detalle y precisión, mientras le sigue la pista a un personaje ficticio, el espartano Perseo, un héroe digno del mejor Homero.

Una etapa histórica apasionante que Negrete recrea y hace revivir de forma magistral, con detalle y precisión, mientras le sigue la pista a un personaje ficticio, el espartano Perseo, un héroe digno del mejor Homero.

Soy escritor, tengo un puñado de novelas históricas en mi haber, y por eso puedo apreciar en toda su magnitud la magnífica labor del autor en esta obra. El espartano ilustra con detalle, con gran detalle, la vida de los espartanos, las costumbres y las creencias de la época, el universo mental griego, las condiciones sociales y las relaciones entre las distintas ciudades. Pero el mérito de Negrete es que hace todo esto de forma tan documentada y, al mismo tiempo, tan inadvertida, que la narración fluye con una naturalidad encomiable. 

Pero no es la única virtud de esta novela. A la viva recreación del mundo de la antigua Esparta se une una trama sólida, viva y bien imbricada con la historia y una tensión épica que mantiene en vilo al lector. Y, por si no fuera poco, Negrete borda la descripción de las batallas, metiéndonos el polvo en la garganta y el olor de la sangre en las narices.

El resultado es una novela que se bebe: un novelón que te hará disfrutar de la historia como si estuvieras delante. Sin duda, para no perdérsela... aunque, como me sucedía a mí, no te interese demasiado la antigua Grecia como ambientación para novelas históricas. 

¡Ah! Me olvidaba: no es la única novela de Negrete ambientada en las Guerras Médicas entre Grecia y Persia. Hay otra anterior que recrea los mismos acontecimientos, o casi, desde el lado ateniense: Salamina. Otro novelón que se lee de una sentada... pese a su considerable extensión. Ambas son perfectas para tener un otoño literario de lo más griego. Y apasionante.

 

 

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